Es miércoles 3 de septiembre y hacia las 10 de la mañana, cuando el sol ya tiene la temperatura arriba de los 30 grados, Luis Portela va a caballo, lentamente, recorriendo los alrededores de la mina Santa Ana, una de las canteras de Cementos Argos, ubicada entre Turbaco y Turbana, a pocos kilómetros de Cartagena.
Luis es una de las más recientes incorporaciones que la empresa realizó para garantizar la seguridad de la explotación a cielo abierto, de la cual se extrae caliza, una de las materias primas para la fabricación de cemento.
Al tiempo, en la zona franca de Argos, el buque de carga UBC Halifax está anclado, siendo cargado con 22.000 toneladas de cemento a granel, cuyo destino es el mercado de Estados Unidos.
Acompañando este proceso está Camilo López, auxiliar de operaciones del muelle, quien confía en que esta tarea se pueda ejecutar en menos de 66 horas, pues la idea es que a las bodegas del carguero lleguen unas 270,8 toneladas por hora, 6.500 toneladas por día.
También espera que la misión no vaya a tener interrupciones, ya sea por desperfectos en la línea de transporte del material de la planta cementera al buque o por lluvias, lo que no solo retrasaría el cargue, sino que desencadenaría sobrecostos que alguien debe pagar.